
La geopolítica global y el desafío del capital humano en Argentina
Las recientes tensiones políticas y económicas han dejado al descubierto las limitaciones del modelo actual en Argentina, revelando que no se solucionan con simples parches ni discursos vacíos. En un contexto de fragilidad, cualquier señal que comprometa el equilibrio fiscal eleva automáticamente el riesgo país y restringe las opciones de maniobra.
A medida que se acercan las elecciones de octubre, el panorama se torna incierto para la inversión y el empleo, aumentando las dudas sobre la sostenibilidad de las medidas ya implementadas. El próximo resultado electoral se presenta como un punto de inflexión: si el oficialismo logra un desempeño favorable, puede abrir la puerta a una consolidación del proceso de estabilización económica. Esto incluye la recompra de reservas y la coordinación de un acuerdo fiscal con las provincias, crucial para organizar el sistema de transferencias y establecer metas fiscales claras.
Sin embargo, la precariedad del empleo se erige como una preocupación central. En los últimos tres años, mientras la población urbana creció un 2,7%, el número de ocupados aumentó un 5,4%, pero los desocupados también incrementaron en un alarmante 20,5%. Este patrón refleja un mercado laboral en crisis, donde la expansión de la oferta no se traduce en trabajos formales. Actualmente, uno de cada tres trabajadores se encuentra en la informalidad, una situación que pone en jaque la sostenibilidad del sistema previsional y la capacidad de financiamiento del Estado.
La emergencia de nuevas modalidades laborales, como la economía de plataformas, plantea tanto oportunidades como desafíos. Aunque esta economía creció significativamente, su integración al sistema de seguridad social sigue siendo insuficiente. Esto subraya que el verdadero reto no es solo generar empleo, sino asegurar la calidad y sostenibilidad de los mismos. La reforma laboral debe ser vista como un medio para alinear la cantidad y calidad del empleo, incentivando la formalización y vinculando aumentos salariales con mejoras en productividad.
La geopolítica también juega un papel crucial en este contexto. Argentina, alejada de los epicentros de conflicto global, tiene la oportunidad de convertirse en un proveedor confiable de alimentos y energía. Sin embargo, para capitalizar esta ventaja, es imprescindible contar con un marco de productividad sostenible que garantice inversión y empleo de calidad. Sin un cambio estructural, el potencial de crecimiento se desvanecerá, dejando a la población atrapada en un ciclo de precariedad y desigualdad.