Es el mejor: de 9, de 7, de 10, de 11… de lo que sea

Es el mejor: de 9, de 7, de 10, de 11… de lo que sea

El Real Madrid de Xabi Alonso ya ha activado la cuenta regresiva para el debut liguero. En una semana, con Osasuna como rival, la nave blanca zarpará con nuevo timonel en busca de su trigésima sexta Liga. Lo hará con la información para la navegación que le deja el ensayo en el Tirol, a pie de los Alpes. No muchas por el nivel del rival, lejísimos de lo que se va a encontrar en Liga y Champions, pero sí muchas a nivel de funcionamientos individuales y colectivos. Y con Mbappé con el colmillo afilado.

Una bandera turca en la banda por la que caía Güler en la primera parte era solo uno de los símbolos del glamour que rodea al turco del Madrid. La ovación que se llevó al ser anunciado fue otro. A los 12 minutos de partido, Arda ya había mandado un balón al larguero, se había topado con unos reflejos felinos de Stejskal que le negaron el 0-1 y había entregado un balón de oro que Mbappé enjauló para el 0-2. Cada contacto con el balón que protagonizaba era luz para su equipo. El turco levanta la mano para ser protagonista desde el arranque de la temporada, algo que ocurre por primera vez. Y para que no fuera solo uno, nada más empezar la segunda parte mandó una falta al larguero -galones de primer lanzador- y volvió a coquetear con el gol. Enchufadísimo y con el guante de su zurda luciendo elegancia.

Así nació el partido. Con Vinicius a su izquierda y Brahim a su derecha. Lo natural, porque Mbappé es el mejor delantero que tiene el Madrid y que tiene más capacidad para jugar en el lugar que sea y hacerlo bien. A los 12 minutos ya había marcado, en un acción de animal feliz en el hábitat de área, y se había inventado un remate soberbio en un córner que había sacado él mismo. Una jugada de laboratorio. Xabi tiene claro que a la hora de atacar puede puede colocar a Mbappé donde quiera. Porque lo hace bien en la posición que sea, algo que no todos pueden hacer. Su segundo gol, el tercero del Madrid, fue una muestra de esa enorme calidad que posee en el mano a mano. Un roto a la defensa, al portero… a lo que se le ponga por delante. Una gran ovación al ser cambiado fue su despedida de Tivoli Stadion .

Más allá del gol de cabeza, Militao mostró envío excelente señales. Es pronto para medir su estado de forma después de dos temporadas en el limbo por dos lesiones tremendas, pero lo que se ve en este Militao es a un central que se ha olvidado de los miedos y que quiere volver a sentirse de pleno jugador de fútbol. Pinta bien. Más con Huijsen al lado

Séptimo once de Xabi Alonso- octavo con el partido fantasma ante el Leganés- como entrenador del Real Madrid. Solo en el primero estuvo Rodrygo entre los elegidos. Es evidente que el brasileño forma parte de la primera unidad del nuevo proyecto. De Estados Unidos regresó con 65 minutos ante el Al-Hilal , 23 frente al Salzburgo y los cuatro últimos ante el Dortmund. El mensaje parece rotundo. Se suma al final de la temporada pasada, cuando perdió la confianza de Ancelotti, y a la explosión de Gonzalo , varios pasos por delante suyo. El paulista se enfrenta a una situación delicada. Con la sombra del Manchester City detrás, si su plan es quedarse, va a tener que sudar tinta para recuperar el lugar que tuvo. Entró el el cambio general. Y lo hizo para marcar. No lo hacía desde el 4 de marzo: en la ida de Champions ante el Atlético de Madrid.

Andaba el árbitro a punto de mandar a los jugadores al descanso cuando un chaval saltó al campo y corrió como una gacela hacia Mbappé. Nadie fue capaz de detenerlo. Teléfono en mano, y con la complacencia de Kylian , se abrazó al francés y se hizo la foto de su vida. Las malas pulgas de los agentes de seguridad se calmaron al ver que el ‘10’ del Madrid estaba encantado con su inesperado amigo. El chico fue expulsado del estadio, pero se marchó con la ovación de la grada y una imagen única. Y otra, la suya con Mbappé, destinada a dar la vuelta al mundo. Cuando en la segunda parte se repitieron los intentos, ya los cuerpos de seguridad se dejaron de contemplaciones. Porque la cosa se puso fuera de control.

El lateral inglés fue el titular en el 2. Al igual que durante el Mundial de Estados Unidos , se le vio más atrapado que suelto en esa línea de cuatro, como si le costara hacer lo que mejor se le da: ofrecerse en campo contrario. Con Güler cayendo a ese lado y Brahim afincado en la banda derecha, el inglés no estaba cómodo. Si no da con la tecla para quitarse la timidez de encima, Trent puede tener un serio problema, porque detrás tiene a un caníbal llamado Carvajal.

Innsbruck. Tirol Stadion. Martes 12 de agosto. Wacker . Son las coordenadas que Álvaro Carreras nunca olvidará. Después de un mes de julio tormentoso, el ferrolano al fin debutó con la camiseta del Madrid , el equipo del que se fue para hacerse jugador de élite. Pasado ese momento, y guardada la camiseta para su museo particular, ahora le toca adueñarse del carril zurdo y reforzar con argumentos la fuerte apuesta que hizo el club para sacarlo del Benfica.

David Alaba jugó más en casa que el resto del Madrid, a pesar de que las gradas estuvieran invadidas de camisetas blancas. El austriaco fue ovacionado al ser anunciado como suplente y aclamado al entrar al campo. Su apellido fue coreado. Xabi Alonso lo colocó de pivote, por delante de una defensa formada por Huijsen (luego Asencio) y Rüdiger como centrales. Rodeado de interrogantes sobre el estado de su rodilla lesionada en 2023, el vienés